El mundo está lleno de despedidas. Las hay que lloran con desconsuelo. Otras se visten el chunasquero de la resignación. Furia, pasión, melancolía...
Yo me despido con una sonrisa grande de esas que usa el kiwi fantasma del pasillo, porque sé algo que las demás despedidas no saben: que el adios no es definitivo ni para siempre, es solo una palabra que marca el final de una etapa.

La vida es como un bumerang.
y está repleta de finales inciertos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por fin da señales señora mia... me tenia preocupada...
No se ponga triste... es verdad... siempre los finales son inciertos...

nira~ dijo...

No sabia que habias escrito esto! Espero que vuelvas al otro blog(y a este tambien) tengo ganas de leerte... porfa vuelve pronto!